sábado, 17 de enero de 2015

CUANDO EL MAL CLIMA JUEGA RUDO: LA DESAPARICIÓN Y DESASTRE DEL VUELO 8 DE TRANSCONTINENTAL & WESTERN AIR (TWA).

El aparato siniestrado (Flickr).

La célebre TWA, TransWorld Airlines, fue formada en sus inicios con el nombre de Transcontinental & Western Air, y ya desde entonces mantenía las siglas TWA en sus aparatos, desde su fundación en 1925, en 1946, se hizo llamar, bajo el mandato del famoso Howard Hughes, como Trans World Airline, así, sin la S al final, y se convertía en la segunda aerolínea nacional de bandera estadounidense solo detrás de la tambien famosa Pan American World Airways, la enorme Pan Am, y en 1950 tuvo el que sería el último cambio de nombre, que fue con la que siguió hasta su desaparición en Diciembre de 2001 tras la fusión con American Airlines, la Trans World Airlines.


Hoy vamos a tocar un accidente de un pasado distante, ocurrida en 1938, a un aparato de la entonces Transcontinental & Western Air, durante una fuerte tormenta.


Es el 1 de Marzo del citado 1938, en el aeropuerto de San Francisco, en San Francisco, California., se halla un aparato típico de la época de la aviación de hélice y pistón, es un Douglas DC-2-112 de la Transcontinental & Western Air o TWA como ya aparecía identificado, va a cubrir el vuelo 8 con destino al aeropuerto de Winslow, en Winslow, Arizona, es un vuelo doméstico.


Al frente de los mandos del aparato bimitor de hélice y pistón matriculado con la serie NC13789 va el capitán John Graves, ex-piloto del Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos, y que goza de algo de fama, pues seis años antes, en 1932, mientras piloteaba otro aparato, halló a un grupo de indígenas nativos varados en medio de una fuerte nevada en el norte de Arizona, dejando entonces caer unas provisiones en lo que los rescatistas terrestres llegaban a ellos, gracias a lo cual fue felicitado por este acto de abnegación.


Con él se halla el primer oficial C.W. Wallace, y llevan a una aeromoza, la señorita Martha Mae Wilson, ellos se harán cargo de los 6 pasajeros de ese día, entre los que se encontraba otro piloto de TWA llamado M.H. Salisbury.

Esta es una toma en donde se aprecia en pleno vuelo parte de la matrícula del aparato siniestrado
(Sedona Legend Helen Frye).


El tiempo de salida era bueno, la hora local serían las 19:30, el techo de nubes oscilaba entre los 6000 y 7000 pies (uno 1800 a 2100 metros) de altura, como entonces los aviones no estaban presurizados, no volaban a mucha altura, se guiaban mas que nada bajo referencias visuales y de radio en estaciones predeterminadas, y a dos horas de vuelo, se hallaron con un monumental frente tormentoso, no lo sabían, pero estaban frente a la tormenta mas violenta que haya azotado a California desde 1874, tormenta que causó entonces serias inundaciones y muchas muertes durante los siguientes 4 días.


A medida que se estaban acercando a ese frente tormentoso, los pilotos se ponen de acuerdo para evitarlo y tratar de desviarse a lugar seguro, pero en las vecindades de las Montañas Tehachapi, cercanas a Bakersfield, California., el capitán Graves notó la formación de hielo en las alas, comenta esto con los controles de tierra y éstos instruyen para que haga desvío a Los Ángeles a causa de esto, el capitán Graves responde que se desviaba a Fresno por quedarle mas cerca, y es que el tiempo de estaba deteriorando demasiado, a las 21:28 pidió actualización del estado climatológico... para luego caer en el silencio total.


La fuerte lluvia lo envolvía todo, si algo les pasó a los pilotos por la cabeza en lo que buscaban la manera de salir del problema, no lo pudieron llevar a cabo, sencillamente, desaparecieron.


Los operadores de radio se dieron cuenta, el aparato ya no contestó la actualización meteorológica, de inmediato se despachan equipos de búsqueda, lo lógico era hacer un vuelo de rastreo por la misma ruta que siguió el vuelo 8, pero las condiciones climáticas eran horribles, hasta que se recibió la llamada de una operadora de la Compañía Eléctrica Edison, que se ubicaba entonces a orillas del Lago Huntington, la señora C.G. Landry., por medio de la señora Landry, se supo que el aparato estaba volando muy bajo por el cercano Río San Joaquín, según ella, estaría a unos 500 pies (150 metros) del suelo, eran las 21:29 de esa noche, y pudo escuchar el sonido de los motores y sus luces de vuelo, esto dio la idea a los investigadores de que el aparato estaba volando en medio de muchas nubes que debieron desorientar a los pilotos.


Basados en esto, se hace la búsqueda del aparato en las Montañas de la Sierra Nevada, al este de Fresno, pero los temporales remanentes ocasionaban fuertes vientos y lluvia cerrada, impidiendo los vuelos de rastreo, tuvieron que hacer la búsqueda en automóviles, y aún así se llevaron una semana entera.


La prensa llevaba el día a día de los pormenores de la búsqueda, era desesperante, las montañas eran de difícil acceso en automóvil, la lluvia no cesaba, los vuelos de rastreo no podía despegar, gente de la TWA junto a buscadores de Los Ángeles y Fresno se unieron a la búsqueda, algo tenían que hallar, de hecho, la TWA, al pasar los días y no saber qué le había pasado al vuelo 8, ofrecieron una recompensa de $1000 dólares estadounidenses a cualquiera que hallara algo de ese aparato perdido.


De hecho, se supo que el día 2 de Marzo, justo al día siguiente a la desaparición, se recibió un llamado de pilotos de un aparato de United Airlines que volaba por la zona en que iba el vuelo 8 perdido, éstos afirmaron que vieron a los restos del aparato junto a gente viva, pero herida, esta información llegó a las oficinas de United en Fresno, y a su vez se retransmitió vía telefónica al periódico Ogden Standard Examiner, de Ogden, Utah.


Pero luego se descubre que toda esa información era una falsedad cruel, un portavoz de la TWA denunció que esto era uno de los engaños mas crueles jamás perpetrados, por su parte, gente de la United en Fresno y San Francisco negaron categóricamente que sus empleados se hayan prestado a tal engaño.


Los buscadores no hallaron nada, la recompensa se estaba quedando sin dueño, el clima se había calmado, pero no hallaban nada del vuelo 8, simplemente no aparecía por ninguna parte, ¿qué le había pasado a toda esa gente?.


Y así pasaron tres meses...


Un jóven de 23 años, H.O. Collier, sospechaba que la búsqueda se llevó mal, tenía la certeza de que, si entrevistaba a la gente correcta y examinaba los planos del terreno rastreado, daría con el aparato perdido, así que se puso a indagar, habló con gentes de la TWA que conocían esa ruta por donde supuestamente transitaba el vuelo 8, leyó y releyó los mapas de la zona de búsqueda y lugares adyacentes que prometían resultados positivos, por último, empezó a buscar en el terreno en sí por sus propios medios, estaba decidido a probar su teoría, empezaba el mes de Junio, había ido a las cercanías del pueblito de Wawona, dentro de los límites del Parque Nacional de Yosemite, en California.


El día 12 de Junio de 1938, en un lugar nevado llamado Buena Vista Crest o Cresta de Buena Vista, dentro del parque de Yosemite, halló lo que buscaba, parcialmente oculto entre las nieves, descansaban los restos del vuelo 8, miró dentro, ahí estaban los cadáveres de los 9 ocupantes, Collier regresó a Wawona en busca de un teléfono para reportar su hallazgo.


El lugar donde los restos estaban distaba unas 32 millas (51 kms) al noroeste de donde originalmente se llevó la primera búsqueda, hasta allí llegaron los rescatistas para recuperar los cuerpos de los infortunados ocupantes para entregarlos a sus parientes y que éstos les dieran sepultura.


Las investigaciones hechas luego del hallazgo de los restos concluyeron que hubo una serie de circunstancias entre las que destacan el hecho de que había un frente tormentoso que los pilotos estaban tratando de eludir, de ahí, suponen que hubo una fuerte corriente de aire que los llevó a otra parte y a mucha velocidad, volando entre nubes, los pilotos no sabían qué estaba pasando, en cierto momento, se pusieron en contacto con una estación radial, la Fresno Radio Range, para determinar su posición, pero no estaban donde se suponía que debieran, esto los llevó a un vuelo controlado a terreno en la Buena Vista Crest, chocando con esta cresta rocosa luego de arrasar unos árboles a unos 200 pies (61 mts) por debajo de su cúspide, la cresta mide unos 9709 pies (2959 mts), lo cual da la idea que los pilotos, al perder puntos de referencia terrestres, intentaron elevarse lo mas que pudieran buscando claros de nubes, no supieron que estaban yendo derecho a una elevación montañosa, les faltó poco para librarla, solo eran 61 metros...


Con esto se concluyeron las investigaciones sin dar un claro responsable, quedó asentado en los expedientes como un simple y llano accidente, de hecho, un forense que examinó los cuerpos dictaminó eso, muerte accidental




Fuentes:

---Wikipedia en inglés.

---Aviation Safety Network.

---GenDisasters.



Video.

---Noticiero cionematográfico de la época dando la noticia del desastre, tomado de Youtube.com







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