pan am 103

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lunes, 3 de junio de 2013

TRAGEDIA AL ATERRIZAR Y ERROR DE JUICIO: EL DESPISTE DEL VUELO 230 DE AEROMÉXICO.

El avión siniestrado.



El siguiente trabajo llega a ustedes gracias a la amable sugerencia de Carmen Díaz, quien me pidió reseñar este accidente, así que para ella y para todos ustedes vá este relato.


Se sabe y de sobra que un momento álgido de cada vuelo es sin duda alguna el aterrizaje, y en este caso se trató de un aterrizaje que de alguna manera acabó mal, es la historia del vuelo 230 de AeroMéxico.


Hoy nos encontramos en el aeropuerto internacional General Roberto Fierro Villalobos, en Chihuahua, capitál del estado del mismo nombre en el norte de México y fronterizo con los Estados Unidos, acercándose en maniobras de aproximación final y aterrizaje viene llegando un aparato bimotor a reacción, la fecha es el 27 de julio de 1981.


Se trata de un DC-9-32 de la aerolínea AeroMéxico cuya matrícula es la XA-DEN y está bautizado como Yucatán, cubre el vuelo 230 procedente del aeropuerto internacional Mariano Escobedo de Monterrey, estado de Nuevo León y también fronterizo con Estados Unidos, el vuelo es corto, a los mandos está el capitán Víctor Manuel Ortigosa Mora, de 42 años de edád, con él está el primer oficial Enríquez Marines, y el resto de la tripulación está compuesta de los asistentes de vuelo Sara E. Ramírez Alemón como jefa de asistentes, y sus auxiliares Norma F. Astorga Flores, María Antonieta Cortázar Calderón y Mónica Arenal Orozco, con todos ellos van 60 pasajeros.


Tras un vuelo tranquilo de algo así como hora y media los pilotos se ponen al alcance de control de tierra chihuahuense y éstos instruyen sobre lo que les espera, y no es nada bueno, hay mal tiempo, mucho nublado, y turbonadas, fenómeno peligroso consistente en vientos violentos que de pronto se forman, la pista asignada era la 35R, los pilotos empiezan a configurar el aparato para aterrizar, encienden los avisos de abrocharse los cinturones para que los pasajeros se aseguren.


Al capitán Ortigosa Mora le hubiera gustado hacer alguna modificación de la ruta para no tener que vérselas con la tormenta pero sintió que no le quedaba opción, así que entre él y su primer oficial Marines aplicaban potencia para compensar los bruscos movimientos del aparato al descender, pero llegó un momento en que las sacudidas eran tales que varios pasajeros se pusieron nerviosos.


El aparato se movía hacia los lados y hacia arriba y abajo, los pilotos luchaban contra eso y además se desató una fuerte granizada, todo el aparato resonaba y varias mujeres empezaron a gritar, aquellos momentos eran horribles y lo único que querían era estar en tierra.


Con la pista por fin a la pista se esperaba un aterrizaje difícil, mas no imposible, y justo cuando los trenes de aterrizaje tocan la pista pasa lo increíble, un violento viento literalmente los saca de la pista, medio aparato estaba en pista y el resto rodaba por fuera, en un momento dado pasó por una zanja y el avión volcó para acabar partiéndose y estallar en llamas en medio del fuerte aguacero que caía.


En la terminal se encontraba un fotógrafo de el periódico locál El Heraldo De Chihuahua de nombre José Luis Domínguez, con él se hallaba su amigo Alejandro y su novia Paty Burciaga, Domínguez cubría las noticias generadas en ese aeropuerto, recuerda que ese día estaba aburrido, no pasaba nada extraordinario y solo quedaba esperar el consabido tránsito de pasajeros que en ese tiempo se les tomaba fotografías para la prensa, tanto quienes se iban de Chihuahua como los que llegaban de visita, así que, a pesar de la lluvia, se esperaba un día común.

El aparato en pleno incendio.

Y entonces, en medio de la negrura de las nubes vieron aparecer a la aeronave dando bandazos como luchando evitar caer, y luego escucharon un retumbo muy fuerte, se había estrellado, Domínguez salió rápido de donde estaba llevando su cámara fotográfica, esperaba ayudar en lo que fuera pero tambien esperaba llevarse varias imágenes del desastre.


Al mismo tiempo los servicios de rescate aeroportuario se acercaban al sitio del desplome, todos trataban de ver qué estaba pasando, en medio de las llamas empezaron a aparecer los supervivientes del aparato, algunos ayudando a otros, los demás corrían y se alejaban lo más que podían del infierno.


Entre todo esto se logra el rescate del capitán Ortigiosa Mora al igual que del primer oficial Marines de quien se supo estaba muy mal herido, cuando las autoridades se enteran que el capitán Ortigosa Mora estaba entre los supervivientes y que estaba relativamente bien intentan interrogarlo acerca de cómo ocurrió el accidente, según estos investigadores les sorprendió grandemente la actitud que el piloto tomó al ser cuestionado, estaba totalmente a la defensiva, en todo momento argüía que sintió cómo fué empujado hacia abajo por un viento que no pudo controlar estando tan bajo de terreno.


Los cuerpos calcinados.

Ahora bien, el capitán Ortigosa Mora no pudo decir por qué no hizo caso de las indicaciones de torre de control, pues los investigadores habían averigüado con los operadores de la misma que, efectivamente, se le había advertido de que tuviera cuidado por formaciones tormentosas y que podría hallarse con vientos cruzados tanto lateral como arriba y abajo y que esperara a que pasara la turbonada haciendo vuelo en patrón de espera, incluso se le confrontó con las grabaciones mismas de la grabadora de voz de cabina de mandos para hacerle ver su error de juicio.


De modo tal que tenemos pues que el capitán Ortigosa Mora cometió un grave error de omisión, pues con las indicaciones dadas por torre de control lo mas conducente era hacer vuelo en patrón de espera en lo que la turbonada se dispersaba... y no lo hizo.


Al final el recuento fué de 30 muertos, de éstos 2 eran de la tripulación y el resto los pasajeros, fueron horas amargas de ver cuerpos horriblemente quemados siendo colocados para ser llevados al forense y que fuesen identificados por sus familiares que momentos antes estaban esperanzados en verles y abrazarles y que ahora...


Hasta donde se sabe el capitán Ortigosa Mora tuvo suspendida su licencia de vuelo durante un tiempo, pero no se supo bien a bien si se le llegó a responsabilizar penalmente por la tragedia (si alguien sabe por favor infórmeme), del primer oficial Marines no tengo datos de cómo le fué, y para el estado de Chihuahua aquello se convirtió en la peor tragedia érea que tuvo el estado hasta la fecha.


Sugerencia de este caso cortesía de Carmen Díaz, gracias por tu aporte.










Fuentes:

---Wikipedia, La Enciclopedia Libre versiones en español e inglés.

---Foros de discusión de FsMex.com

---Aviation Safety Network.

---El Heraldo de Chihuahua.








Imagenes:

---Avión DC-9-32 de AeroMéxico matrícula XA-DEN "Yucatán" siniestrado, tomado de Wikimedia Commons.

---El aparato incendiandose, tomado de FsMex.com

---Los cuerpos de las víctimas, tomado de El Heraldo de Chihuahua.





7 comentarios:

  1. Muchas Gracias!!! Ya lo leí. Me encanto la narracion, comprensible al 100. Felicidades y aprovecho para desearte mucha fortaleza, solo piensa que tienes 1 angelote qe cuidara de ti,,,Buen dia

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    1. Te agradezco el que lo hayas leído y tambien tu solidaridad, y sé que, tal como dices, ahora hay un ángel que cuida de mí, seguiré por este lado dando casos (y mucha lata), gracias de nuevo.

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  2. Vaya que fue un accidente bastante fuerte, no me imagino que desición tomaron los pilotos para realizar tal aterrizaje suicida. Y pues quienes salieron mal pagados fueron los 30 muertos que dejó el vuelo siniestrado.

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  3. Hola, mi papá, mi mamá y mi hermano sobrevivieon a ese vuelo!

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    1. Eso fue milagro, generalmente las familias sobreviven incompletas en estos accidentes.

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  4. Hola, sólo me queda decir que parte de su historia no es real.
    Solo le informo que, el Cap. Ortigoza reanudó su trabajo como piloto en Aeromexico hasta la fecha de su jubilación, al igual que el Cap. Mariné.
    Ambos fueron exonerados totalmente de cualquier responsabilidad en el accidente del vuelo 230.
    Fui sobrecargo segunda en ese vuelo, siendo la única persona herida de los sobrevivientes.
    Para ampliar su publicación,, le comento que fueron 32 pasajeros y 2 compañeras las que tristemente fallecieron.

    Yo regrese a volar después de siete meses de incapacidad y continúe por 11 años más.
    Los Pilotos (ambos) continuaron hasta su jubilación, obteniendo reconocimientos varios a lo largo de su trayectoria.

    Me da tristeza ver publicaciones en donde cuentan "una historia" como si hubieran estado ahí.
    Espero que algún día, logren dar la historia real, sin perjudicar a terceros con suposiciones de si fueron o no responsables, de si siguieron o no volando...
    Empezando por algo tan sencillo, no se preocupan por verificar la redacción de los nombres de la tripulación, nos ponen con otro nombre y/o apellido... En fin.

    Quedo a sus órdenes para cualquier comentario.

    Norma F. Astorga Torres

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  5. Buenas tardes.
    Mañana serán 39 años del fatal accidente, en el cual puedo informarle que su investigación NO es del todo real.
    Soy una de las sobrevivientes (y en ese entonces) una se las sobrecargos del vuelo 230.
    Le informó que en ningún momento el Cap. Ortigoza fue acusado de ser responsable. Le informo que Él, al igual que el Cap. Mariné, regresaron a volar a la misma empresa y ambos llegaron a cumplir los años de servicio para jubilarse y en ambos casos, con reconocimientos a lo largo de su trayectoria.
    También le comento que fueron 32 pasajeros y dos compañeras las que fallecieron y la única persona herida e incapacitada por mas de 7 meses fui yo, su servidora Norma Fidelina Astorga Torres.
    De la demás tripulación y pasajeros sobrevivientes, salieron con algunos golpes, raspones, sin que pasara a más.
    Me da mucha pena ver, cómo personas que se dicen periodistas, comentadores o investigadores, no realicen adecuadamente su trabajo, poniendo en entre dicho la honestidad y profesionalismo de las personas (como es el caso del Cap. Ortigoza)

    Espero que puedan corregir su redacción (está no la había visto).
    Pero así como está, hay muchas más, empezando por no poner los nombres correctos de las personas, haciendo "toda una historia de lo sucedido", como si hubieran estado en el siniestro.

    Quedo a sus órdenes.
    Norma F. Astorga Torres

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