pan am 103

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lunes, 7 de octubre de 2013

NEGLIGENCIA FATÁL: DE CÓMO UNA PLÁTICA INNECESARIA MATÓ AL VUELO 212 DE EASTERN AIRLINES.

El aparato siniestrado (www.jetphotos.net).
Como se ha tratado en este muestrario de accidentes aéreos, el momento del aterrizaje es tensionante y exige toda la concentración de los pilotos, por eso las pláticas que entre ellos se llevan a cabo siempre deben ser relativas al momento que están viviendo y por ningún motivo debe haber temas que no vengan al caso.


Pero si una tripulación que está debidamente entrenada hace cosas que rompen los reglamentos de la aviación moderna y cae en el juego de la rutina invariable tendríamos la fórmula para un desastre, recordemos, jamás hay dos despegues ni dos aterrizajes iguales, eso nunca ha pasado.


Lamentablemente en este accidente aéreo se combinaron varios factores negativos en las que se incluyen mal tiempo y una tripulación que se preocupaba más de una conversación innecesaria en vez de enfocarse en hacer su trabajo. Esta es la cadena de incógnitas que llevaron al vuelo 212 al desastre.


Septiembre 11 de 1974, todo empieza en el Aeropuerto Internacional de Charlotte-Douglas, en la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte, Estados Unidos. Es época de grandes tormentas y de hecho hay una que está azotando la ciudad. De los pocos vuelos que deciden aterrizar en el aeropuerto, estaba uno de la difunta aerolínea Eastern Air Lines.


Se trata de un avión jet de mediano alcance, un Douglas DC-9-31 con matrícula N8984E que estaba haciendo el vuelo 213, procedente del Aeropuerto Internacional de Charleston, en Carolina del Sur y con destino a Chicago (no se ha precisado a qué aeropuerto habría de llegar), el aterrizaje en Carolina del Norte era una escala programada del viaje del vuelo 212. En el avión se encuentran 78 pasajeros que se han preparado para el inminente aterrizaje y la tripulación de 4 personas, los cuales dos son azafatas que se ocuparían de los pasajeros ese día y el resto, los pilotos de los cuales no tengo los nombres.


A unos 4 kilometros del aeropuerto, los pilotos contactan a la torre de control de Charlotte para pedir autorización para aterrizar en la pista 36 con referencia VOR/DME, el cual es concedida. Sin embargo, unos minutos después, la señal del vuelo 212 desaparece de golpe del radar y se escuchan unas explosiones a 3.3 kilometros de distancia, pero la neblina impide averiguar lo que había pasado al DC-9. Tras varios intentos infructuosos de contactar al avión desaparecido, el controlador recibe una noticia que nadie quería escuchar: el DC-9 había caído en una zona boscosa cercana.


Las operaciones del aeropuerto hasta nuevo aviso y los servicios de emergencia acuden al área del siniestro, donde combatieron con esfuerzo las llamas que estaban consumiendo al avión en su totalidad y buscaban sobrevivientes.


Restos del aparato.
(www.baaa-acro.com)
En ese día negro murieron 69 personas, entre ellas el piloto y una azafata, y sobrevivieron 13 personas a la terrible experiencia. Pero el tiempo se encargó de que murieran 3 de ellos a causa de sus gravísimas heridas y quemaduras, al final sólo 10 vivirían para contarlo.


La National Transport Safety Board (NTSB) se hizo cargo de las investigaciones, y descubrieron que efectivamente, había un clima muy malo que predominaba en la ciudad de Charleston. Pero al ahondar en las investigaciones, la NTSB se habría de llevar una sorpresa mayor sobre cómo es que los pilotos estaban en la cabina este día y sobre los procedimientos de vuelo que se supone habrían de llevar a cabo.


Se analiza la grabadora de datos de vuelo y se descubre que todo en el vuelo era normal e rutinario hasta los últimos segundos. También es analizada la grabadora de voz de la cabina y al escuchar las conversación de los pilotos, descubren de que estaban efectuando una plática que no tenía nada que ver con los procedimientos de aterrizaje y en vez de eso, se pusieron a hablar de política y de autos usados, entre otras cosas de ese tipo que quedaron grabadas y que, en última instancia, los hundirían al momento de juzgar sus actitudes ante los mandos.


Buscando más en las grabaciones, también notaron que los pilotos no estaban vigilando los altímetros ni la velocidad hasta unos momentos antes del impacto al sonar las alertas, con lo cual se llegó a la terrible conclusión que el haberse distraído con la conversación fue su perdición y la de 68 pasajeros. Esto fue comprobado en la grabadora de datos, ya que la información mostraba que el avión descendió de manera controlada pero inadvertida hasta tocar la copa de los arboles.


Otro factor que se investigó fue el por qué había muerto tanta gente y mediante las autopsias que se hicieron, se descubrió con horror que la mayoría de los pasajeros que usaban prendas de ropas con fibras artificiales de doble punto recibieron quemaduras mucho peores que las otras que usaban prendas de ropa fabricados con fibras naturales.


A los investigadores de la NTSB no les cabía en la cabeza que situaciones como esas hayan desembocado en esta tragedia, y pues era tiempo de dar un veredicto, muy doloroso por cierto.


Error del piloto por omisión, no podía ser de otra manera, todos los detalles omitidos en los procedimientos previos al aterrizaje caían en los pilotos, el hecho de entablar una conversación en un momento tan crítico caía en los pilotos, el de no haber vigilado los instrumentos caía en los pilotos, ¿quién si no ellos podía ser los culpables?.


Además hubo daños colaterales para quienes perdieron a un ser querido, el comediante estadounidense Stephen Colbert en ese entonces tenía 10 años, su padre, William Colbert Jr., y sus hermanos Peter y Paul estaban en ese vuelo en particular. Todos ellos habían muerto.


No solo eso, el accidente también enlutó a la Fuerza Naval de los Estados Unidos cuando perdieron a uno de sus miembros, el contraalmirante Charles W. Cummings. Otra parte que quedó devastada fue la de la prensa, ya que tres ejecutivos del periódico The Post and Courier, el presentador de noticias WCIV, Wayne Seal, y el editor de noticias de CBS Evening News, John Merriman, también murieron en el avionazo.


A consecuencia del accidente, la Federal Aviation Administration (FAA) endureció las normas e intensificó la educación hacia los pilotos con referencia al tema de enfocarse en hacer los procedimientos de vuelo a una altitud minima. Además de eso, aplicaron en 1981 la Norma de la Cabina Estéril (Sterile Cockpit Rule en inglés) tras 6 años de tomarlo en consideración. Esta norma prohíbe de forma fulminante a los pilotos de hablar de cualquier tema en los momentos más críticos de un vuelo en particular.
Sin embargo, habrían de ocurrir dos avionazos más de la misma naturaleza (una en 1987 en la que involucró otro DC-9 de Continental Airlines y otra en 1988 con un Boeing 727 de Delta Airlines.) para que las normas se endurecieran aún mas y evitar que accidentes como el vuelo 212 de Eastern volvieran a ocurrir.






Investigación y colaboración especial de Rubén D.L. Hurley.




Fuentes:

---Wikipedia versión en ingles.

---Aviation Safety Network.







1 comentario:

  1. Así que este fue el precursor de la regla de cabina estéril, es increíble el total descuido de la Eastern Airlines en cuanto a procedimientos de aterrizaje en climas extremos. Y me pareció inquietante el asunto de la ropa con relación a las quemaduras.

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